Dirigir un negocio es uno de los grandes retos que puede asumir una persona a lo largo de su vida. No todo el mundo vale para llevar a cabo una misión como esta. Hay que estar preparado en muchos campos: psicología, economía, finanzas… y por supuesto también hay que tener un conocimiento pleno del sector en el que se ubica nuestro negocio. Saber que el futuro de la entidad y el de todas las personas que forman parte de ella están en nuestras manos es una gran responsabilidad con la que hay que convivir y que debemos negociar con el máximo de los respetos, el más minucioso de los cuidados y el menor de los miedos.
Lógicamente, hay muchas diferencias a la hora de gestionar una empresa. No es lo mismo hacerse cargo de una pyme que tomar las riendas de una gran empresa. Los recursos y los apoyos con los que se cuenta no son los mismos ni mucho menos. También hay que tener en consideración que cada sector tiene sus particularidades y que eso puede afectar al día a día del responsable del negocio. Lo que está claro es que para ser el responsable de una entidad como lo es una empresa hay que ser trabajador, paciente y muy observador para anticiparnos a los problemas y necesidades que se puedan estar generando a nuestro alrededor.
Obviamente, cuando se está al cargo de una pyme se corren más riesgos por el simple hecho de que estamos hablando de una empresa que cuenta con menos recursos que otra grande. Cuando nos referimos a la palabra “recursos”, no estamos hablando únicamente de dinero, sino que también hablamos de personas y de estructura. No se puede asumir el mismo volumen de actividad con una plantilla de 4 personas que con una de 2.000. Dos empresas que se encuentran en cada una de esas situaciones no pueden manejar el mismo objetivo. Sería ilógico que así fuera. Cada una debe adaptarse a su realidad y sobre esa realidad tiene que girar la política de administración de la empresa.
En una noticia que vio la luz en la página web del diario El País se hablaba de los retos que las pymes tenían por delante de cara a este 2023. La caída del consumo interno y el aumento de la inflación o los tipos de interés constituían una de las grandes preocupaciones de los pequeños y medianos emprendedores en el inicio de este año, algo que la noticia decía que se compensaba con la llegada de fondos europeos y el turismo, dos factores que han traído algo de respiro en un contexto en el que todavía está muy presente la situación de incertidumbre que sigue rodeando a la guerra de Ucrania y que provocó el aumento de precios en 2022.
Una de las actividades que son más necesarias en el seno de una pequeña empresa es la contabilidad. Es un sinónimo de control, de evaluación de la salud con la que cuenta esa entidad en un momento concreto. Por eso, esta actividad debe encontrarse siempre en la cabeza del pequeño emprendedor, que va a tener que tomar decisiones en función de lo que digan los números que se desprendan de dicha actividad. A partir de lo que resulte de un trabajo como el contable, se van a diseñar estrategias para un futuro que siempre se desea mejor, incluso aunque la situación actual sea extremadamente buena.
El problema que existe con la contabilidad en los momentos en los que nos encontramos es que, en el caso de las pymes, resta demasiado tiempo al emprendedor, que también debe estar pendiente del proceso productivo por el cual se fabrican los bienes o servicios que se encarga de vender. Dicen en Trámites Fáciles Santander, expertos en asesoría contable, que prácticamente todas las pequeñas o medianas entidades han contado en algún momento con un problema como este y que este es el motivo por el cual han comenzado a precisar de los servicios en asesoría contable en los últimos años, algo que nos parece lógico y que ha contribuido a que los emprendedores cuenten con más tiempo para el desarrollo concreto de la actividad de su negocio.
En un artículo de opinión que también fue publicado en el diario El País, se establece cuál es el papel de la contabilidad a la hora de evaluar el rendimiento de las inversiones, un papel que por supuesto es fundamental. Aunque es cierto que el autor del artículo reconoce que la contabilidad no es una herramienta perfecta, también es verdad que se indica que es muy importante porque se trata de algo dinámico, resiliente y que, a fin de cuentas, siempre va a ser la mejor manera de evaluar cuál es el estado real en el que se encuentra nuestro negocio, una información que vale su peso en oro.
Una herramienta de la que después surgirá el marketing y la publicidad
De todo lo que nos vaya indicando la contabilidad se van a desprender muchas cosas. La primera de ellas es, sin duda, la necesidad de realizar estrategias diversas de marketing y publicidad, que son las que van dirigidas a impulsar nuestra actividad o a que nuestra imagen de marca sea la mejor posible. Dependiendo de lo que nos digan los números y los contables, vamos a tener que apostar por una estrategia más arriesgada o por una que simplemente mantenga la línea de lo que hemos venido haciendo hasta ahora.
Además, de esto también va a depender la estructuración de nuestra empresa. Como es lógico, si se va produciendo un crecimiento que sea sostenido, vamos a ir necesitando cambios, ampliando departamentos y generando nuevos flujos de trabajo. Esas necesidades se van a ir constatando a medida que nos lo indiquen, una vez más, los números que se deriven de nuestras actividades. Si estos son buenos, tendremos que ir pensando en ampliar nuestro negocio. Si, en cambio, pasamos por un momento de crisis general o particular, también es posible que se requiera de una reducción en las estructuras de nuestra empresa. En cualquier caso, la decisión depende de lo que nos digan las cifras.
Nadie puede dudar lo más mínimo de la relevancia que tiene un aspecto como la contabilidad dentro de un negocio. Por eso, lo que se debe siempre tener en consideración es que, en caso de que seamos una pequeña o mediana empresa y no podamos dedicar todo el tiempo que esta actividad nos solicite, disponemos de una posibilidad que consiste en externalizar esta labor y hacer posible que no haya ningún impedimento para que podamos extraer todas las conclusiones que una actividad como la contabilidad nos pueda ofrecer. Hay que sacar el máximo partido a una labor como esta para actuar en consecuencia en todos y cada uno de los campos en los que operemos.
Las empresas que han decidido externalizar con un asesor contable todo lo que tiene que ver con la contabilidad de su empresa han destacado que la decisión ha sido correcta en tanto en cuanto uno han obtenido la cantidad de tiempo necesaria para dedicarse a otras labores relacionadas con la gestión del negocio o la ejecución de la actividad a través de la cual ese negocio sobrevive. Descargar ese trabajo en otra persona es algo necesario en las pymes, que muchas veces no tienen la posibilidad de contar con un departamento propio de contabilidad. Esa descarga es la solución idónea y la que está proporcionando mejores resultados en las empresas más humildes.
Cuidar de las pymes es vital dada la situación de la economía actual
Nos encontramos en un momento en el que las pequeñas empresas son más elementales que nunca dentro de la composición de nuestra economía. La mayoría de las empresas de las que se compone nuestra economía son pequeñas, y la mayoría de los puestos de trabajo son ofertados por ellas. Por eso es tan necesario que continúen ejerciendo su actividad y que no se paralicen. De su salud va a depender en buena medida la salud de una economía, la nuestra, que ya ha pasado por demasiadas desgracias y que merece un período de tranquilidad y crecimiento. La base para conseguirlo son las empresas más pequeñas, aunque mucha gente todavía no se lo pueda creer.
La economía funciona si sus empresas lo hacen. Priorizar a las grandes corporaciones y dejar de lado a los pequeños negocios y comercios no es la mejor de las ideas para cualquier gobierno, con independencia del ámbito de competencia del que disponga. Por supuesto, nosotros no estamos discutiendo la importancia que tienen las grandes empresas, que son las que tienen un peso relevante a la hora de posicionar a nuestro país en el plano internacional. Lo que queremos reivindicar es ese papel de las pequeñas entidades que muchas veces no están reconocidas como deberían y que tan importantes son para que siga habiendo trabajo y, por lo tanto, que el consumo crezca o se mantenga en un nivel aceptable.