Lo que debe ofrecer un servicio de consultoría

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Las empresas se encuentran expuestas al riesgo. Es la esencia del mundo de los negocios, arriesgarse para avanzar y hacer de la oportunidad un logro. De ahí que existan servicios especializados para analizar los riesgos y las posibilidades de éxito en las diferentes operativas que realizan las empresas. Estos servicios, pueden ser desde una consultoría hasta la evaluación y auditoria de la propia empresa.

En esta ocasión, vamos a centrarnos en los servicios de consultoría a los que recurren las empresas en determinadas ocasiones. Lo que debe ofrecer el servicio y en que se basan los consultores para ofrecer soluciones a los empresarios. Una consultoría no es otra cosa que un servicio de asesoramiento que prestan los profesionales que cuentan con la experiencia y conocimientos necesarios en la materia o cuestión que plantee la empresa. En pocas palabras, un consultor, es un profesional altamente cualificado.

Los consultores que ofrecen el servicio de consultoría, pueden ejercer su labor de forma independiente, asociados a un proyecto o perteneciendo a una organización como Crowe con un equipo de expertos en ofrecer servicios de asesoría al más alto nivel. La finalidad de una consultoría, es ofrecer a sus clientes la ayuda necesaria para que alcancen los objetivos planteados a nivel empresarial, aportando soluciones efectivas que se basan en una adecuada combinación de innovación y practicas aceptadas por la empresa. Se trata de un servicio de valor agregado que bien ejecutado, tiene un papel de gran relevancia dentro del entorno empresarial.

Los servicios de consultoría, deben planearse y plantearse con un principio, un desarrollo y un fin. O lo que viene siendo, ejecutarse mediante un plan que hay que seguir para obtener los resultados deseados. Para contratar un servicio de consultoría, solo es necesario un acercamiento entre la empresa o cliente y la agencia de consultoría. Esta primera toma de contacto es necesaria para realizar una propuesta de trabajo.

Toma de contacto y pretensiones

A la hora de realizar una propuesta a un servicio de consultoría, deben tenerse en cuenta una serie de elementos cruciales para el correcto desarrollo de la misma. Siendo así, el cliente o empresa que solicita los servicios debe señalar los siguientes aspectos en su propuesta:

  • Objetivo del proyecto.
  • Contexto.
  • Entendimiento de las necesidades que tiene la empresa.
  • Alcance del proyecto.
  • Etapas o fases que lo componen.
  • Detalle de todas las tareas y actividades que se debe realizar con una asignación de responsabilidades a nivel institución.
  • Entregables.
  • Criterios de aceptación.
  • Propuesta económica.
  • Modo de contratación.
  • Precio y forma de pago.
  • Obligaciones y recursos que debe proveer la empresa contratante.
  • Antecedentes de la consultora o consultor.
  • Referentes.

En numerosas ocasiones, como parte del contexto, se debe incluir un diagnóstico previo o un balance de la situación actual. En caso de que la propuesta sea aprobada por ambas pares, se da inicio a la consultoría.

La necesidad de contratar un servicio de estas características, radica en el hecho de que las empresas persiguen de forma constante, metas como la mejora del desempeño, el aumento de la productividad, revisión de las estrategias, la optimización de las operaciones, la innovación, añadir valor a la propuesta, mejorar la relación con los clientes, fidelizar el capital humano, etc.

El ochenta por cien de las empresas que se crean no llegan a quinto año de vida aunque existen diversas razones para que esto sea así. Algunas de las cuales son internas y por lo tanto, controlables; otras, externas y por ende, incontrolables. La desaparición de una empresa es evitable si se recurre a los profesionales capacitados para aportar con sus conocimientos y experiencia, las soluciones necesarias. Ahí, entra en juego el papel del consultor o consultora.

A medida que una empresa crece y se expande, se incrementa la complejidad de su gestión, por lo que se hace necesario recurrir al apoyo externo de profesionales que den solución a los problemas que se generan o se anticipen a ellos. Un servicio de consultoría externo, se realiza por personas ajenas a la empresa, factor de gran importancia, puesto que está libres de la contaminación que supone trabajar en la misma y los vicios que se adquieren en las empresas.

Un consultor, tiene un aporte desafiante, fresco e innovador del que carecen los que trabajan dentro de la empresa. Para este profesional es más sencillo encontrar las oportunidades de mejora y los puntos a corregir para que todo funcione como es debido. Capacidad que los que trabajan en la empresa tienen anulada.

Cuando decimos que el trabajo del consultor es desafiante, nos referimos a que sus intervenciones pueden generar (debe ser así) el debate para lograr la motivación y estimular la reflexión necesaria para poder volver a pensar en la mejor manera de hacer las cosas.

Puesto que el consultor tiene un papel imparcial y neutro, la objetividad le permite encontrar las soluciones adecuadas e impulsar la implementación de las medidas y cambios que propiciaran el cambio de situación. El trabajo de un consultor, cuenta con una serie de ventajas y beneficios para la empresa que siempre sacara lo mejor de sí al recurrir a este tipo de servicios.

Ventajas que proporciona la consultoría

Una de las mejores bazas que juega este servicio es la de proporcionar a la empresa la posibilidad de contar con un capital intelectual experimentado en determinadas áreas. Proporciona la claridad necesaria sobre los problemas existentes y sus posibles soluciones. Al mismo tiempo, permite disponer de profesionales con la capacidad de realizar cambios y hacerles frente en un corto período de tiempo. Por otro lado, la empresa cuenta con soporte ante ciertas eventualidades. Sin olvidar la visión global que puede proporcionar debido a su experiencia y objetividad.

Esto redunda en una serie de beneficios como el compromiso, la consecución de los objetivos de la empresa en el menor tiempo posible, la optimización del negocio, la facilidad para encontrar nuevas oportunidades de mejora, alinear a los componentes de la empresa para lograr un mejor rendimiento y aumentar la productividad, al tiempo que se incrementa la competitividad saludable.

Como resulta lógico, para que todo esto sea posible, hay que contar con el profesional adecuado. Un consultor profesional ofrece sus servicios con el objetico de identificar las oportunidades de mejora y expansión de la empresa contratante, elaborar las propuestas y acompañar en el proceso de implementación de las medidas necesarias. Razones por las cuales, el consultor, debe contar con una serie de características que deben corresponderse con la naturaleza del problema planteado y las necesidades particulares del cliente.

Un consultor interactúa con varias empresas de diferente rubro y tamaño. Su misión es apoyar a personas de diverso nivel, diferente conocimiento y formación, etc. A veces se brinda un servicio individual, en ocasiones en equipos de trabajo. Por ello, un buen consultor, debe poseer una serie de habilidades de las denominadas blandas y cierta especialización técnica. Lo que hace que un buen profesional deba ser creativo, innovador, asertivo, curioso e investigador, analítico, pragmático, flexible y comunicativo. Por supuesto, debe estar abierto al aprendizaje constante y capaz de trabajar bajo presión.

Del mismo modo, el perfil del consultor puede ser interno o externo. Esto quiere decir que trabaja en la empresa o presta el servicio de forma independiente. En cuanto al primero de ellos, este tipo de consultor, posee un conocimiento más profundo de la empresa. Esta visión más subjetiva puede ser de gran ayuda y valor cuando el proyecto conlleva un reestructuración en la organización, puesto que conoce el negocio, su estructura y a los trabajadores. También puede ser muy útil a la hora de detectar las deficiencias de la empresa y aportar soluciones.

No obstante, el perfil del consultor externo, es el más habitual. Este perfil, permite aplicar los enfoques o técnicas sobre los cuales la empresa no tiene especialización directa. Aunque no posee los conocimientos precisos sobre la estructura y cultura de la organización, su carácter independiente, le proporciona la objetividad necesaria para ofrecer un juicio imparcial, una visión clara y objetiva y sin encontrarse comprometido con la política empresarial.

A parte de estos dos perfiles claramente definidos, los consultores pueden ser junior o senior, en función de su experiencia y conocimientos. Entre ambos, podemos encontrar el semisenior en un punto intermedio de conocimiento y experiencia. Los primeros, son aquellos consultores que poseen poca experiencia por lo que su aporte está dentro de la ejecución y la orientación. Escuchan de forma atenta las necesidades del cliente y contribuye a sus peticiones.

El consultor senior, es aquel que cuenta con una dilatada experiencia, conoce todo tipo de casos y sabe desenvolverse perfectamente. Se trata de un profesional que tiene la capacidad de ofrecer una visión amplia y ofrecer las soluciones más acertadas, aunque sus propuestas no sean políticamente correctas.

Las credenciales de los consultores senior cuentan con referencias de diferentes y diversos proyectos en los que haya trabajado. Sus servicios, aunque no se tenga muy en cuenta, aportan valor económico, eficiencia y eficacia a las empresas que contratan sus servicios.

En definitiva, a la hora de elegir a un consultor, sea independiente o parte de una empresa, hay que saber cuál es el más adecuado para la necesidad de la empresa en ese momento.