Colabora con una asociación y consigue más ventas

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Hoy en día, muchas son las personas que buscan marcas que hagan algo más que vender porque la moralidad está más presente que nunca, y las empresas que deciden colaborar con una asociación pueden marcar una gran diferencia en cualquier sector. No se trata solo de mejorar la imagen de marca, sino de implicarse de verdad, con acciones visibles y honestas. Quienes lo hacen bien no solo ganan en reputación: también conectan con un público que valora la empatía, la transparencia y el compromiso.

Las asociaciones trabajan en causas muy distintas, pero todas tienen algo en común: necesitan apoyo. Y las empresas pueden ofrecérselo de muchas formas, no solo con dinero. Involucrarse con ellas puede abrir nuevas puertas, ayudar a los demás y transformar la manera en la que una empresa se relaciona con su entorno.

 

¿Por qué colaborar con una asociación puede ser positivo para tu negocio?

Hay muchas razones por las que una colaboración con una asociación puede beneficiar a una empresa.

  1. En primer lugar, genera una conexión más humana entre el negocio y sus clientes. Las personas cada vez valoran más que una marca tenga valores. Y no solo que los tenga, sino que los demuestre.
  2. Cuando una empresa apoya a una causa justa, sus clientes lo perciben. Les llega. Y si ese apoyo es real y constante, puede convertirse en una seña de identidad. Las asociaciones, por su parte, también se benefician de esta relación. Reciben ayuda, visibilidad y recursos que muchas veces son difíciles de conseguir por otros medios.
  3. Además, las personas que trabajan en esa empresa también lo sienten. Aumenta el compromiso, mejora el ambiente laboral y hace que todos se sientan parte de algo más grande. Eso también tiene un impacto. Un equipo que se involucra en algo con sentido rinde mejor y se siente más motivado.

 

Cómo encontrar una asociación que encaje contigo

Hay muchísimas asociaciones. Algunas muy conocidas y otras más pequeñas, pero igual de comprometidas. Lo importante es encontrar una que encaje con los valores de la empresa y con el tipo de ayuda que puede ofrecer. No se trata de colaborar con cualquiera, sino de encontrar una causa que tenga sentido con lo que se es y con lo que se hace.

Una buena forma de empezar es investigando. Se pueden buscar asociaciones locales, preguntar en el ayuntamiento o incluso usar plataformas online donde las asociaciones publican sus proyectos y necesidades. También es útil preguntar al equipo: muchas veces alguien ya colabora con alguna entidad y puede ayudar a establecer un primer contacto.

Por ejemplo, como la pepelería Virago – Art, papelería que desea impulsar la igualdad entre hombres y mujeres a través del arte, una papelería puede contactar con asociaciones que trabajen por los derechos de la mujer y lanzar una línea de productos solidarios. Es lo que hizo esta papelería al lanzar libretas con mensajes a favor de la igualdad de género. Parte del dinero de esas ventas iba directamente destinado a una asociación para apoyar la igualdad de hombres y mujeres, y las libretas se agotaron en poco tiempo.

 

Qué formas existen de colaborar

La manera más directa es con donaciones económicas. Pero no es la única. Hay empresas que ceden un porcentaje de sus beneficios, otras que donan productos o servicios, y muchas que hacen campañas solidarias conjuntas. Algunas simplemente ceden espacio en sus redes sociales o locales para dar visibilidad a la asociación.

Otra opción es implicar al equipo. Por ejemplo, organizando jornadas de voluntariado, recaudaciones internas o actividades conjuntas. Esto no solo ayuda a la asociación: también une al equipo de trabajo y refuerza la cultura de empresa.

También se puede apostar por un producto solidario. No tiene que ser toda la tienda. Basta con elegir uno o dos productos, diseñarlos con un mensaje claro y destinar parte de los beneficios a una causa. Esta acción, además de generar ingresos para la asociación, sirve como excusa para abrir conversaciones importantes con los clientes.

 

Cómo explicarlo a los clientes

No sirve de nada hacer algo bueno si nadie lo sabe. Pero tampoco se trata de presumir. La clave está en contarlo con naturalidad, de forma sincera y cercana. El mensaje debe ser claro: esto es lo que hacemos, con esta asociación, por esta razón.

Lo ideal es tener una pequeña historia que lo explique. Quiénes son, qué hacen, por qué se ha elegido esa causa y cómo se puede colaborar. Se puede contar en un cartel en la tienda, en las redes sociales, en la web, incluso en el propio producto.

También es importante ser transparente. Contar qué parte de los beneficios se destina a la causa, cómo se entregan los fondos o qué resultados se han conseguido hasta el momento. La honestidad siempre genera confianza.

 

Estrategias para que la colaboración tenga impacto real

Colaborar con una asociación necesita continuidad. No hace falta que sea un esfuerzo enorme, pero sí constante. Lo ideal es establecer una relación a largo plazo. Que no sea una campaña suelta, sino una parte del día a día.

Una buena estrategia es incluir pequeñas acciones a lo largo del año. Por ejemplo, hacer una campaña de recaudación en fechas señaladas, renovar los productos solidarios con cada temporada o proponer retos a los clientes, como participar en sorteos benéficos o apadrinar un proyecto.

También puede ayudar organizar eventos compartidos. Una charla, una exposición, una recogida solidaria o cualquier actividad que permita que los clientes conozcan mejor la causa. Ese contacto directo es muy valioso y crea un vínculo emocional fuerte.

Por último, conviene ir más allá del dinero. A veces las asociaciones necesitan ayuda en cosas concretas: traducciones, campañas de comunicación, materiales o transporte. Una empresa puede ofrecer justo lo que se necesita. Solo hace falta preguntar.

 

Un ejemplo que inspira: el restaurante que apostó por la naturaleza

El restaurante Antica Pesa, con sedes en Roma y Brooklyn, lanzó una iniciativa de sostenibilidad llamada «Antica Pesa Forest», que consiste en la plantación de 1.000 árboles en países como Camerún, Colombia, Tanzania, Haití, Nepal y Kenia. Cada árbol representa una fecha significativa en la historia del restaurante, y ha sido donado simbólicamente a clientes, trabajadores y miembros de su comunidad como forma de agradecimiento y compromiso compartido.

Esta propuesta no solo tiene un impacto ambiental directo, sino que también crea lazos emocionales duraderos con quienes se sienten parte de la causa. A través de ella, Antica Pesa quiere demostrar que la gastronomía también puede ser un motor de cambio social. Además de este bosque, el restaurante mantiene su apuesta por la sostenibilidad diaria, comprando a productores locales, reduciendo residuos y eliminando materiales de un solo uso.

La idea es sencilla: celebrar la historia del restaurante cuidando el futuro del planeta.

 

Lo que nos cuentan quienes lo han hecho

Hemos hablado con tres pequeñas empresas que llevan tiempo colaborando con asociaciones. Todas coinciden en algo: ha cambiado la forma en la que trabajan. No diremos nombres para proteger sus identidades, pero su actuación no pasa desapercibida

Empresa 1, librera: «Colaboramos con una asociación que da clases a niños migrantes. Cada mes les donamos libros de lectura y cuentos. Al principio no sabíamos si tendría sentido, pero ahora hay madres que vienen solo por eso, porque saben que están comprando algo útil para ellas y para otros.»

Empresa 2, bar local: «Hacemos una campaña navideña donde por cada roscón vendido donamos un desayuno. La gente ya nos pregunta en octubre si este año repetimos. Y lo mejor es que nuestros propios proveedores se han animado a colaborar también.»

Empresa 3, tienda de ropa artesanal: «Nosotros hacemos camisetas. Cada vez que lanzamos una colección colaborativa con una asociación, todo se agota. Pero además hemos conseguido que la gente conozca a esas asociaciones, que se interese, que pregunte. Eso nos emociona más que las ventas.»

 

Cómo empezar, paso a paso

Para quien no sabe por dónde empezar, hay un camino sencillo:

  1. Reflexionar sobre qué valores quiere apoyar la empresa. Igualdad, infancia, salud mental, derechos LGTBI, medioambiente… hay muchas posibilidades.
  2. Buscar asociaciones que trabajen en esa línea. Preguntar, investigar y leer bien lo que hacen. Es importante que sean serias, activas y transparentes.
  3. Contactar con ellas directamente. Muchas tienen formularios en su web, otras tienen perfiles en redes sociales. A veces una llamada basta.
  4. Pensar qué tipo de colaboración tiene sentido. Dinero, producto, tiempo, espacio, difusión. Todo suma.
  5. Definir cómo se va a contar. Es fundamental que el cliente entienda qué se está haciendo y por qué.
  6. Medir el impacto. Contar lo que se ha conseguido con esa colaboración ayuda a que la acción se valore y tenga continuidad.

 

Lo que puede cambiar cuando decides implicarte

Una colaboración bien planteada no solo beneficia a quienes reciben la ayuda. También transforma a quien la da. Y, a menudo, mejora las relaciones con los clientes, el ambiente de trabajo y el sentido de propósito de la empresa.

Impulsar causas sociales desde un negocio no requiere grandes gestos. A veces basta con un producto, una historia bien contada y la voluntad de aportar algo más. No todas las marcas se atreven. Pero las que lo hacen, dejan huella.